Mutante, marginada, señalada...pero con algún superpoder super chulo con el podría protegerme de la gente mala y vengar a los inocentes. Y con plaza en un colegio alucinante donde estudiarían otros como yo. Todo muy bonito y muy chulo....

...Bueno, el tiempo fue pasando...un montón de tiempo, de hecho...y yo, lógicamente, quise ser otras cosas. Algunas incluso las conseguí.

Y un buen día, con los X-men más en forma que nuca, vuelvo a leer sus comics y a ver sus películas y me doy cuenta de que, aún sin superpoder super chulo....la mocosa que fui, y toda mi generación, nos hemos convertido en auténticos mutantes. Por fin!. Qué bueno! Y qué taaarde...Pero ahí estamos:

Somos unos esforzados y entregados mutantes, que día a día intentamos, y a veces conseguimos, formar parte natural de un mundo que ha pasado del UHF a las Google Glass en un cuarto de hora. Y esto es una barbaridad.

Tenemos mucho mérito. Y le pego a quien diga lo contrario.

La generación nativa ya se enfrentará a sus propios retos, pero a día de hoy son unos “cracks naturales”. Y con esto me estoy refiriendo a esos adolescentes que creen que YouTube es tan antiguo como el fuego...a esos pre-adolescentes que creen que en todas las casas hay ventanas, frigorífico y wifi...y a esos mini mocosos que saben buscar en el market una app de dibujitos pero no tienen claro qué hacer sin los pañales...Esto no es retórica, son los hijos de mis compañeros.

El mundo no ha parado de cambiar desde el principio de los tiempos, pero de verdad, en serio, hasta la revolución industrial del XVIII fue un leve cambio de look comparada con la mutación Marvel que hemos gozado y padecido nosotros.

Y el que no sea un X-men lo lleva claro...

Así que, después de todo, he conseguido ser una mutante ;)

Ya me hubiera gustado ser de la generación nativa (dios sabe que nunca echaré de menos ver la tele sin mando a distancia) pero es lo que hay. Y hay que subirse al carro y agarrarse muy fuerte, porque el carro es en realidad una nave tipo Enterprise, más veloz que el Halcón Milenario, serpenteando por gusanos del tiempo que eliminan los trayectos y dejan cara a cara al punto de partida y al de destino. Claro, estos se miran sin reconocerse y se les queda cara de capullos.

Pero nosotros no lo permitiremos. Puede que haya que memorizar algunas cosas que no pudimos asimilar de pequeños porque no existían, puede que a veces necesitemos un alto en el proceso para reorganizar ideas y seguir comprendiendo, pero estamos en la misma Enterprise que los Nativos, de hecho somos nosotros quienes pilotamos la nave porque ellos aún no tienen el carnet...así que cojamos aire, apretemos los dientes y mantengamos el ritmo que marca el tiempo. Al fin y al cabo, sí tenemos algo que aún no tienen los nuevos: la capacidad de maravillarse ante el progreso, porque sabemos exactamente de dónde venimos, y eso nos da un valioso juicio ante el hecho de no saber exactamente hacia dónde vamos.

Pero ahí estamos.

En la misma nave. Ante la misma Stargate. Es emocionante :)

Por supuesto, seguiremos conectados durante el vuelo app-friends.

Como siempre, besos y click. Lola.

tampoco un milenio, pero sí mucho tiempo, mis días de colegio. Pero como una cicatriz que con determinados movimientos vuelve a molestar, el mes de Septiembre me sigue provocando una incomodidad que finalmente supe identificar: Septiembre es el mes de la vuelta al cole. Y a mi me sigue dando mal rollo. Es como los Lunes. O los Miércoles después de un puente. Es presagio de sometimiento, frustración, privación de la libertad. Y un uniforme cuyo color principal es de medio luto. 

Hoy, en mi realidad real y en la que yo me fabrico, Septiembre es un mes de arranque, de lucha, pero de una que yo he elegido. Que me gusta. Que me estimula aunque a veces me inquiete. Es un privilegio luchar y trabajar en lo que te gusta. Por eso, aunque la vuelta al ring nos coja cansados por una crisis más difícil de aniquilar que a una cucar...que a una innombrable, Septiembre es el mes en el que calentamos motores para continuar con lo que hacíamos (no hemos parados, pero eso es para otro artículo) y comenzar con otros “huevos Kinder”. 

Así que sí, entro en Septiembre con los pelos como escarpias porque no lo puedo remediar, pero con la ilusión y el estímulo que supone Hello Vierco. Septiembre no es más que el preludio de Octubre, ese precioso mes otoñal en el que se gesta el marketing navideño (que no es porque sea mi cumpleaños) y que da paso a Noviembre, donde ya abrigaditos, iremos compartiendo más noticias. Y más apps. 

Aysss, qué ilusión!. Que llegue ya Septiembre por favor para que pase pronto, y podamos meternos a trabajar seriamente sin recordar que hubo un tiempo en el que alumnos y profesores miraban raro a la camada informática de hoy.

Click.

PD: A ver...que yo en el colegio tuve mis momentos fantásticos...pero es que ahora no puedo ponerlos porque me he quedado sin sitio...

Ala, hasta el próximo día, app-friends!! ;D Bssssss

¿No creeríais que era una especie de “epitafio existencial”, verdad?....aunque sería bastante bueno...

A lo que vamos, tras ver la segunda entrega de la saga más reciente, “Star Trek. En la oscuridad”, tengo que subrayar esta incómoda sensación de haberme perdido todo un mundo de aventuras que estoy dispuesta a recuperar. Incluyendo la serie desde sus comienzos más ancestrales, aunque sus primitivos efectos especiales puedan dejarme aturdida... Al fin y al cabo, ese toque vintage tiene su encanto. Es como cuando recuerdas cómo ronroneaba el Spectrum....Yo era una pre-adolescente y no me interesaba, pero al resto del equipo de Hello Vierco, es decir, a mis hermanos, los tenía hechizados. Absorbidos por la idea de crear/programar una acción que llevase a cabo esa cajita mágica. Yo no lo entendía.

Ahora sí.

Me llamaban entusiasmados para enseñarme cómo una bolita iba de un lado al otro de la pantalla en un espantoso tono verde y me sonreían esperanzados mientras esperaban mi reacción...Mis peques...

- ¿No te gusta???

- Bueno...cuando vaya más rápido...

Y no mentía. Hubo un momento en el que me ronroneé a mi misma: “ahora sí que sí”. Claro que para entonces mis hermanos, que además son más pequeños que yo, ya podían enseñarme latín en el ordenador. Y es que sin esa pandilla de estudiosos ratoncitos investigadores, (mis hermanos y los hermanos de otras muchas), hoy no seríamos lo que somos. Y esto es: unos adictos a las apps.

Por ello, un achuchón gigante desde aquí para mis deliciosos hermanos y un respetuoso saludo romano para los que son como ellos. “Programadores, yo os saludo. Porque sois grandes desde pequeños”.

Y volviendo a Star Trek...no os la perdáis. Es puro entretenimiento, con efectos especiales fantásticos, una gran banda sonora, un magnífico señor Spock y un malo tan buenísimo que ya no sabes qué bando elegir...

Es el encanto del espacio profundo. El de nuestra memoria y el de pelis como esta.

Volveremos a la carga pronto, app-friends. A velocidad de curvatura ;)

Besos y click!

Lola

Gracias a la red, ese mundo es infinitamente más pequeño, aunque igualmente inhóspito como uno no se busque bien la vida. Pero las ventajas están ahí y son incontables.

Gracias a las apps, uno puede llegar a creer que ese mundo pequeño e inhóspito es suyo. Y que encima lo maneja bastante bien...Ejemplos:

Estamos permanentemente comunicados.

(No a lugar lo de la cobertura)...

Estamos permanentemente avisados.

(Quién no ha pensado alguna vez “bueno, si no llama es que está bien”)...

Estamos permanentemente informados:

escándalos políticos, nuevos smartphones, la erupción de un volcán, el loro de tu colega que ya dice miau...

Estamos permanentemente ilustrados.

Si queremos, claro (Rae, Wikipedia...imdb)...

Estamos permanentemente distraídos.

Porque hay aplicaciones para todo el mundo. Repito, para todo el mundo. Y mira que somos un montón de gente diferente....

Estamos en definitiva, permanentemente armados para contrarrestar la parte menos simpática del universo, es decir, la realidad.

Y eso mola. Eso engancha. Eso podría convertirse en una necesidad...Y yo lo entendería.

Porque a mi, sí, me ocurre. Si salgo un momento de casa y no llevo el móvil, no voy cómoda. Pero si saliera de casa con un smartphone que no admite apps...bueno yo jamás haría algo así, pero puestos a suponer extravagancias, yo sería capaz de llamar voluntariamente a mi operador para ver qué móvil me ofrece y qué quiere a cambio. Yo sí. Aunque tuviera que esperar más de 35 minutos, aunque pareciera que me atiende en otro idioma, me obligara a enviar faxes y juramentos o, por decir algo inverosímil, tuviera que prometerle amor eterno los tres próximos años...

Estos, claro está, son ejemplo desbordantes de imaginación...pero yo sería capaz de hacerlo con tal de tener el universo en mis manos, o como mínimo, la sensación de tenerlo en ellas...aunque en realidad en mis manos sólo haya una capita de Neutrógena.

Nos gusta creer, y creer que creemos.

Nos gusta elegir, y aún más saber que podemos hacerlo.

Nos gusta imaginar lo que vamos a tener, y por supuesto, nos gusta con más intensidad, llegar a tenerlo.

Y mira tú por dónde, lo que empezó en estos garabatos siendo una alucinación, escape de la realidad más realista, termina siendo un hecho profundamente cierto:

Con o sin apps, para bien y para mal, aunque a veces no lo consigamos y otras no lo merezcamos...el mundo es nuestro.

Pero yo lo prefiero con apps.

Y basta de sofismo amateur!. ¿Qué es lo que me ha pasado??...

Besos y click.

Lola.

Científicos de la Universidad de Harvard en colaboración con el departamento de defensa de Estados Unidos, han creado un exoesqueleto robótico, pequeño y manejable, que aumenta la fuerza humana...Mola.

El genial artefacto, llamado sin ningún alarde de imaginación, “Exosuit”, (exo-traje, hay que fastidiarse) pesa muy poco y va acoplado al cuerpo humano a modo de arnés en torso y piernas. Lo mejor es que trabajan para conseguir un diseño con ropa real, como una segunda piel.

Nada que ver con lo que tuvo que cargar la sargento Ripley para cargarse al bicho en “Alien”. Y así le fue a la pobre, que no terminaba nunca de martarlo...

Volviendo al tema y al margen de sus obvias aplicaciones militares, representaría una ayuda muy valiosa para personas mayores o discapacitadas, para deportistas que intentan mejorar su rendimiento o para personas normales y corrientes que quieren hacer lo que ahora no pueden. Y ahí claro, entro yo.

Reconozco que desde que mi gusto por las apps y sus múltiples servicios tiene pinceladas de obsesión, mi “sensación de poder” al llevarlas en mi móvil ha aumentado. Pero aún así, no debemos subestimar nuestra cualidad más primitiva: la fuerza bruta, la causa de mortandad más elevada entre los botones analógicos...

Con el Exosuit podríamos cambiar la rueda del coche en mitad del desierto cuando nuestro smarphone no tiene cobertura para pedir ayuda, podríamos hacer una mudanza de las grandes en media tarde y también, con premeditación y alevosía, reventar los records familiares en la Wii.

Si nos ponemos realmente serios, las aplicaciones son infinitas y muy beneficiosas.

Es lo que me hace pensar en el equilibrio tan sólido y extravagante entre la inteligencia y la fuerza pura. Es la belleza del progreso. Palabra que con sólo pronunciarla ya trae vientos favorables, como los que impulsaron a los bravos vikingos en sus novedosos drakkars hace mil años.

Toca esperar, como con todo lo bueno, pero ahí estamos. En un futuro le resultaré atractiva hasta a mi adorado Optimus Prime!.

Y mientras, una vez más, los “ratones de biblioteca informática” crearán aplicaciones y artefactos que mejorarán nuestra calidad de vida, nos harán más fuertes y longevos, nos comunicarán pulverizando cualquier frontera y, tal vez, nos hagan ser mejores seres humanos.

Saludos afectuosos, blog-friends. Lola.

Pd: ¿Alguien tendría el e-mail de reclutamiento de los G.I. Joe??